Me entero por Crónicas con grata sorpresa, de que ayer 8 de marzo, se inauguró en Braceras entre Ansina y Rivas, una obra del artista salteño José Gallino: un dibujo de Beatriz, la dama inspiradora de Dante Alighieri.

Muchos mercedarios pasarán por ella, sin reparar quizá en el significado artístico y cultural que esto constituye. Desde luego, no es una representación de la muchacha florentina, porque no existe un retrato suyo. Es, en todo caso, una inspiración del muralista y de lo que él interiormente se figura. Beatrice Portinari fue el eje de toda la vida afectiva y moral del gran poeta toscano que viviera y escribiera en el siglo XIII. Ella se inscribe en la concepción más encumbrada de una experiencia del amor, que alcanzó en Occidente los ribetes de una verdadera adoración de la mujer. "La Donna angelicata" -la señora de los pensamientos del enamorado-, fue un compendio de virtudes que entronizó a la mujer como verdadero objeto de culto.

Esta actitud de adoración, llegó a su plenitud en Dante y su adoración por Beatriz. En la "Vida nueva", obra de su juventud, Dante cuenta muy estilizada mente su relación con ella: algunos furtivos encuentros, el leve rastro de una mirada, de alguna sonrisa, y la temprana muerte de la joven. Beatriz es la expresión suprema de "la Donna angelicata" tal como la concibieron los poetas del "Dulce estilo nuevo", movimiento al que Dante perteneció. Una criatura "gentil", compendio de todas las cualidades corporales y espirituales, que se enseñorea del ser del poeta que se declara su vasallo. Punto máximo de la experiencia del amor como pasión; padecimiento que subyuga al enamorado y lo condena. Esa es una de las líneas en que se inscribe el amor en la tradición de Occidente. Al culminar este libro, Dante promete decir de ella un día, lo que nunca hombre alguno ha dicho de una mujer. Lo que se cumplirá acabadamente en la "Divina Comedia", la obra cumbre del poeta, donde Beatriz es la guía de Dante por el Paraíso y su intercesora ante Dios. Por eso Louis Gillet ha dicho que la "Vida nueva" es "la leyenda del engendramiento de una santa". Y no puede entenderse la "Commedia", si no se ha leído la  "Vida nueva".  En el canto I del Infierno, de este inmenso poema, Dante ve impedido su camino por tres fieras, una de las cuales es la pantera. Esta es la representación alegórica de los apetitos carnales -la lujuria en su acepción más tradicional-, "la concupiscencia de la carne", en su sentido más vasto tal como la menciona San Juan en su primera Epístola. Todo lo que nos somete a los impulsos egoístas y nos vuelve esclavos del propio ego. Y el profesor Guido Castillo nos enseñaba en sus clases del IPA, y yo seguí enseñándolo en las mías, que el tema de la Commedia es "la transformación mística de la lujuria". En efecto, Dante eleva a la beatitud a Beatriz, la santifica, y la convierte en su guía para alcanzar a Dios. Su amor terrenal, tal como lo cuenta en la "Vida nueva", no se cumplió en este mundo. Y según la filosofía católica de la vida, tal como también lo dice el citado Gillet, es "la filosofía de la desilusión: no esperar de este mundo lo que no nos puede dar. Y esperar del otro, lo que no nos puede dar el mundo". Toda esta historia tiene como trasfondo, la superación del Eros como deseo de los sentidos, y la trascendentalización al Ágape en su acepción cristiana -"cáritas" para los latinos-: descentramiento del yo y éxodo al otro. Ya Platón por su parte, cuatro siglos antes de Cristo en "El Banquete", había definido el amor como salida y hambre de la otredad, como deseo de engendrar en la Belleza. Es la superación de la pura genitalidad, a un sentido más espiritualizado y sublime, como lo desarrollará el cristianismo. La sed de contemplar a la amada, se convierte en la "Commedia" en otra búsqueda febril. Y aunque nunca Beatriz está más bella que en el Empíreo, la mirada contemplativa de Dante se extasía en Dios. 

Dice Jorge Albistur: "Desde la juventud, el poeta ha intuido que la adoración a una mujer, el sentirla como maravilla sobre la tierra, sólo nace en un corazón religioso". En este punto se conjugan la "Vida nueva" y el Paraíso. Y Jorge Albistur, en otra de sus penetrantes intuiciones, ha señalado al respecto, que el Paraíso de la "Commedia" es una "Vida nueva" sin tristeza. (...) El poeta y la dama están unidos en un mismo y purísimo amor y el sueño de Dante se ha cumplido. Y qué es entonces el Paraíso sino un humanísimo deseo que se realiza? El poeta trashumanizado no ha dejado de ser un hombre. Y si el hombre puede alcanzar lo mejor de sí mismo ante un niño, un enfermo, o un mendigo, puede también -y éste es el caso- alcanzarlo en el más limpio de sus deseos". Bienvenida entonces Beatrice Portinari -la muchacha florentina que cruzaba Dante por las calles de Florencia y reencontró extasiado en el Empíreo- al patrimonio físico y espiritual de Mercedes!